martes, 23 de septiembre de 2014

Calle Botánico Mutis

Me siento como cuando acabas un libro
con ganas de más o segundas partes
y al mismo tiempo con ansias de cosas nuevas.

Hoy he conocido a una persona muy especial. Me ha estrechado la mano fija con mirada suelta.

Lo que más le gusta del mundo es pasear; no deja reposar las escaleras mecánicas subiéndolas y bajándolas como si no hubiera fin ni nadie que le acompañase. Sufre cambios de ritmo repentinos sin importarle tocar a la gente aunque me he dado cuenta de que siempre es selectivo. El no mira por encima del hombro aunque sea el más alto, pero si detiene su interés en aquello que le llama la atención. Es un gran observador, como los ornitólogos.

Me cuenta curiosidades tales como:
  • La estación de metro de Madrid a más profundidad, es la de Cuatro Caminos, a 100 metros bajo el suelo, con 6 tramos de escalera, casi pudiendo rozar el núcleo terrestre (más tarde reconoció haber exagerado un poco).
  • También, que la calle más corta del mundo pega con su instituto y que además tiene nombre como de científico y planta al mismo tiempo (Calle Botánico Mutis). Más tarde también dijo que a lo mejor la calle de arriba es la misma, pero no seré yo quién lo compruebe porque la idea de qué de verdad lo sea, me hace diferente.
  • Por último me explica, que si eres coleccionista de monedas, veré en 2015 la cara de Felipe VI en las monedas y que las anteriores, si son de un euro, alcanzarán un valor doble (y yo pensando: joder con los putos borbones...)

En fin, que recorriendo hoy el metro, los andenes parecían colores y sus pasajeros, susceptibles de ser aprendidos.

-Puedes retirarte- me dice al despedirse.

Por cierto, hoy justo,
he acabado un libro.


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