Nos chocamos la mano para saludarnos. El madrugón no duele tanto después de todo.
Paseamos entre calles de bonitos nombres y Álex (nombre ficticio del protagonista) dice que le recuerda el color de mi camiseta al de "La Escuela Pública"; me enorgullece sabiendo que gente de mi edad, hablando entre iguales, atacan lo público sin ni siquiera ser conscientes.
La primera batallita del abuelo Álex, que no tiene más que doce años y un genio encerrado dentro es que se considera el agente 007 ya que puede montarse y bajarse del tren sin que haya llegado a su destino como buen espía que es; esto es algo que pueden hacer muy poc@s.
Si él da un paso con la derecha, yo también lo hago; si lo hace con la izquierda, de nuevo le imito. El proceso de acompañamiento está rodeado de todo un contenido teórico que no todo el mundo conoce y debería conocer. ¿Qué es la vida sino distintas situaciones de acompañamiento aunque sea con un@ mism@?
Estamos a mediados de Septiembre y el frío ya se hace notar, aunque bien es sabido que a veces el Otoño pacta con el Verano por no querer desprenderse tan pronto el uno del otro. A las horas que nos ocupa nuestro tiempo juntos suele hacer frío y Álex, va con pantalón corto. Le pregunto por el frío como si el frío le hablase. Me dice que la chaqueta que lleva tiene un 10 por ciento de tela invisible que le cubre las piernas. Por fin, yo que nunca he sido de estadísticas, comprendo para qué sirven los porcentajes.
Al dejarle en el cole le prometo un paraguas a la vuelta por si lo necesitásemos y en vez de ello, lo que hago es vestirme de traje al recogerle. -¡Qué camisa más elegante tienes!- me dice con la mirada agachada.
El día anterior tuvo el atrevimiento de pasar bajo una escalera apoyada en una pared reconociendo que eso traía mala suerte, y como es un inconformista, decidió cruzarla de nuevo para tener el doble de mala suerte. Hoy las escaleras ya no estaban, pero ambos nos hemos acordado de ellas.
De repente, como quien se rasca la nariz o bosteza me comenta que se ha inventado un refrán: "SI OYES SIRENAS, PIENSA EN LAS CONSECUENCIAS". Abrumado le pregunto por su significado. -Todavía no sé su significado, cuando lo sepa yo, lo sabrá el mundo. Me lamento por la posibilidad de no ser el primero en saberlo. Además de este nuevo dato me enseña que en Aragón, "hacer pimientas" es besarse, por lo que amigos y amigas mías, la próxima vez que os vea, espero que hagamos pimientas a modo de saludo.
No sé si os he contado ya que a Álex le encanta el Metro...sus túneles, sus andenes, sus vestíbulos, sus carteles, sus escaleras...lo tiene casi todo memorizado. Al salir de los tornos de la estación, ha intentado volver a entrar pasando su tarjeta de transporte por el torno (estaba dentro de la mochila). El mecanismo no reaccionaba y una vigilante de seguridad, hablando mucho y diciendo poco, le ha intentado explicar el porqué. Agradeciéndola su gran intervención, nos hemos ido y ha sido cuando he entendido lo que quería decir el refrán que se había inventado.
Dice...-la policía siempre te mira como si fueras sospechoso-
-si querido Álex, por eso debemos pensar las consecuencias cuando escuchemos las sirenas- le contesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario