miércoles, 20 de mayo de 2015

Próxima estación: AUTONOMÍA

Y llegó el día en que me desaté los cordones y guardé mis zapatos en el cajón para que Álex volase solo entre los andenes. Sí amig@s mí@s, nuestro prota coge la batuta de su propio desplazamiento sin "un acompañamiento físico". 

A principios de semana me comunican que a falta de un mes de cole, Álex va a enfrentarse a su realidad diaria de manera autónoma, es decir, sin la necesidad de que su más fiel escudero (YO), le supervise sus pasos o le cuide su sombra. A falta de dos días para la ruptura de nuestro contrato formal tomo la decisión de "HACER COMO SI..." fuera solo para poder evaluar conjuntamente sus recursos para enfrentarse a este mundo loco enfermo terminal. 

Encuadrado dentro de un juego simbólico, le planteo que ambos somos espías y que durante estos dos días que todavía nos unían, íbamos a jugar a que él era un espía que iba a ser perseguido por otro espía y su objetivo era demostrar que todo lo trabajado durante este curso en lo referido a normas sociales, conductas y emociones, estaba completamente interiorizado y asimilado.

Nos ponemos en marcha y Miércoles y Jueves procedemos de la misma manera. Él sabiéndose perseguido hacía como si fuera solo para demostrar que puede ir y volver del cole de manera autónoma. Yo, a 20 metros de él, me moría por disfrutar nuestros últimos momentos juntos, pero profesionalmente entendí que era el momento de romper "el cordón umbilical". ¿Cuales fueron los resultados? Pues haceros una idea...cumplió con el trayecto satisfactoriamente (tal y como él diría): se situaba a la derecha de las escaleras mecánicas si quería bajar o subir en reposo y se situaba a la izquierda si quería subir o bajar andando; se colocaba en los sitios que habíamos establecido como mejores posicionados en el andén para coger el vagón en el que presumiblemente iba haber menos gente por el tema del agobio; respetó los espacios personales de la gente con sumo detalle, cuidado y mimo; sujetó las puertas al entrar y al salir; se retiró hacia un lado para no molestar mientras se ataba los cordones; pidió permiso para salir del metro si la situación así lo requirió; miró atentamente a ambos lados para cruzar el paso de cebra....

Se dejó llevar como lo haríamos cualquiera de nosotr@s y se sintió más libre que nunca tal y como más tarde me reconocería:

- ¿Qué tal la experiencia colega?, ¿cómo te has sentido?, ¿has tenido algún problema?- le preguntaba al final del trayecto tanto al llegar al cole como luego a la vuelta a casa.

- Ha estado genial, me he sentido libre y cómodo, sé que estoy preparado-

- Lo estás amigo mío, has viajado como nunca y como siempre- refiriéndome al como nunca por el hecho de ir solo y como siempre por el hecho de hacerlo como esperaba de él...a la perfección.


En fin, que hasta aquí llegamos a nuestro pesar que no lo es tanto porque tod@s hemos cumplido los objetivos que nos habíamos propuesto,

- Álex, ha sido un placer conocerte y acompañarte. He aprendido muchas cosas contigo y me he reído tanto que las agujetas que me has provocado son como cicatrices de las que siempre me sentiré orgulloso mirar para recordarte. Cuidaté mucho y confía en tu instinto y en tu sentido común, de esta manera no te equivocarás. Te quiero mucho ¿vale?- me despido...

- Edu, me da mucha pena y quiero que sepas que me lo he pasado muy bien contigo; gracias por ayudarme y gracias por tu bondad.

Nada más dijimos, un abrazo tan silencioso como doloroso por la despedida, pero tan mágico como las aventuras que recorrimos estos meses atrás. Reanudamos la marcha al separarnos sabiendo que no hacía falta darse la vuelta para mirarnos por última vez porque teníamos claro que en cada andén de metro, nuestro amigo, nuestro colega, nuestro fiel acompañante, estará siempre cuidándonos con su mirada incorpórea desde el andén del enfrente.

Tuvo tiempo para regalarme un último detalle:



Hasta siempre Kasper
que te vaya lindo y bonito.
Qué algún día nos encontremos
en un mundo más justo: