jueves, 20 de noviembre de 2014

Dos peces besándose

¡Ya tenemos horario definitivo!

Entramos al instituto a las 08.30, por lo que recojo a Álex a las 07.50. Lo que antes era día, ahora es noche, las luces cambias, el ambiente también. Pico al telefonillo y contesta Álex diciéndome -Hola- cuelga y a los pocos segundos vuelve a descolgar el telefonillo avisándome de que ya bajaba. Ya sabéis que a veces, vamos por partes.

Lleva unos días utilizando unas botas estilo naúticas muy pesadas. A mi me recuerdan a la de los buzos de hace 50 años. Su andar se vuelve lento y ruidoso, como rompiendo el agua por debajo del mar.

El otro día me contó en qué consistía su nuevo invento, un pluviómetro casero. Con un bol que contenga un peso, recibiría el agua filtrada por un embudo para poder medir la cantidad de agua en un tiempo dado (como os lo cuento), todo ello sujeto por una plataforma saliente desde la ventana. Ojalá y le den todos los aprobados y permisos que necesita algún día, para poder sacar adelante sus grandes ideas...el mundo...sería un poquito más lindo.

Y hablando del mundo, así sin venir a cuento, tal como me lo expuso él, de repente, me lanza una reflexión:

-"El mundo es tan grande que no tiene límites, y eso me asusta"- aduce. A esa misma reflexión llegue yo pasados varios años mi gamberra adolescencia; contando con que él solo tiene 12 años, imaginaros donde está su campo de acción.

Y para acabar, quiero demostrar que observando también se hace poesía. Yendo en nuestro querido metro, serio y concentrado, Álex me espeta: -"Edu, tus extremidades parecen dos peces besándose"- refiriéndose a mi brazo izquierdo tras un gran análisis de la realidad que no tod@s podemos percibir...

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